Tecnología y Futuro

Investigadores presentan en IFEMA un robot capaz de asistir a personas mayores en sus hogares

Investigadores presentan en IFEMA un robot capaz de asistir a personas mayores en sus hogares.

Por Jorge Herrera | Publicado el 21 de July de 2025, 07:40

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En una azotea del barrio de Arganzuela, una familia madrileña ha convertido su espacio exterior en un pequeño jardín comunitario que ahora comparten con vecinos del edificio. Lo que comenzó como una actividad recreativa durante el confinamiento ha evolucionado en un proyecto colaborativo que promueve la convivencia, la sostenibilidad y la salud emocional.

Daniela y Sergio, los impulsores de la idea, relatan que comenzaron cultivando hierbas aromáticas y hortalizas en macetas recicladas, sin grandes pretensiones. Sin embargo, al ver el interés de otros residentes, decidieron abrir el espacio los fines de semana y permitir que más personas participaran en el cuidado del huerto.

Actualmente, la azotea alberga más de treinta variedades de plantas, incluyendo tomates cherry, lechugas, albahaca, romero y hasta pequeñas flores ornamentales. La iniciativa ha atraído a personas de todas las edades, desde niños que ayudan a regar, hasta jubilados que comparten sus conocimientos de jardinería.

Uno de los aspectos más destacados del proyecto es su carácter educativo. Cada mes, los vecinos organizan talleres gratuitos sobre compostaje, reutilización de residuos y técnicas de cultivo urbano. Además, han creado un pequeño rincón de lectura al aire libre con libros donados por la comunidad.

“Es increíble cómo un espacio tan pequeño puede tener tanto impacto”, comenta Sergio. “Nos ha devuelto el sentido de comunidad que habíamos perdido en la ciudad.” El jardín también ha servido como lugar de celebración de cumpleaños, sesiones de yoga y proyecciones de cine vecinal.

La comunidad ha establecido normas de uso para garantizar el cuidado del espacio: cada participante se compromete a colaborar al menos una vez al mes en tareas de mantenimiento, y se ha creado un grupo de mensajería para coordinar las actividades y resolver dudas.

El proyecto ha contado con el respaldo del Ayuntamiento de Madrid, que les ha cedido material de jardinería básico y asesoramiento técnico a través de su programa de huertos urbanos. También han recibido apoyo de una ONG dedicada a la educación ambiental.

Gracias al entusiasmo generado, el grupo ha iniciado conversaciones con otros edificios cercanos para extender la idea y formar una red de jardines compartidos en los tejados de la ciudad. Varios administradores de fincas ya han mostrado interés en replicar la experiencia.

Vecinos que antes apenas se saludaban ahora se organizan para intercambiar semillas, preparar abono natural y compartir recetas cocinadas con los productos cosechados en la azotea. El clima de cooperación ha contribuido a resolver antiguos conflictos de convivencia.

El jardín en la azotea de Arganzuela demuestra que no se necesita un gran presupuesto ni un terreno amplio para crear un espacio transformador. Solo hacen falta voluntad, creatividad y un poco de tierra para sembrar nuevas formas de vivir juntos.